Vamos a situarnos en los finales de los años setenta, el punk ya había cambiado todo para siempre. En Inglaterra apareció una banda que pronto llamó la atención de propios y extraños, Joy Division, tan efímera como sorprendente, con Ian Curtis al frente cantando con el alma y derrochando esa hermosa oscuridad que tanto lo obsesionaba y que tan bien plasmaba en sus letras. Después de un EP inicial grabaron su primer disco, "Unknown pleasures", aclamado por toda la prensa especializada y claramente influenciado por el punk llevo a la banda al reconocimiento y a una exposición mayor, la era post punk estaba en marcha y Joy Division era uno de sus abanderados. Pronto los problemas personales de Ian Curtis llevaron al cantante a ponerle fin a su vida en su cocina de Manchester, posteriormente fue editado su segundo álbum, "Closer" más oscuro que su antecesor y claramente mas experimental. Con el tiempo el single "Love will tear us apart" se transformo en una de las canciones mas emblemáticas de la banda. El mito se hizo gigante, la historia del cantante atormentado, el suicidio, el rock y la oscuridad le dieron a Joy Division ese atractivo especial que llevó su obra y su historia a las paginas míticas del rock. Ian Curtis, Peter Hook, Bernard Sumner y Stephen Morris en apenas un par de años marcaron a fuego su sonido e influenciaron a muchas generaciones de artistas.
Recomiendo fervientemente ver la película dirigida por Anton Corbijn en 2007 llamada "Control" basada en las memorias de Deborah Curtis, mujer de Ian. La película resulta realmente atractiva, con actuaciones fabulosas, destacándose la actuación de Sam Riley en la piel de Ian Curtis. La banda de sonido de la película es realmente notable, después de ver la película se hace inevitable no poner a sonar algún disco de Joy Division y revivir la dramática historia de Curtis. A girar el disco y a disfrutar del desorden.
