"Your own, personal Jesus, someone to hear your prayers..." Johnny Cash recita, estremece con esa voz dueña de la emoción más profunda. La ciudad ya se mueve y yo sigo hipnotizado por esas palabras, tu propio Jesus, alguien tiene que escuchar tus rezos, alguien que te cuide. Gira una y otra vez en mis oídos porque en algo hay que creer. Es martes, hace frió y Cash me acompaña, el sol empieza a asomar tibiamente presagiando un día hermoso y la canción se esfuma dejando el rastro inconfundible de la belleza.
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