Canciones oscuras, canciones malditas, canciones guardadas en el tiempo que un día Fito decidió mostrarnos. De eso se trata "El sacrificio", el disco que Fito Páez entregó a modo de regalo a aquellos que el pasado 22 de marzo asistieron al Luna Park a disfrutar de la música del rosarino. El trabajo incluye diez canciones de diferentes épocas que Páez grabó junto a Gonzalo Aloras, Diego Olivero, Guillermo Vadalá, Anita Alvarez de Toledo, Pomo y el bolsa González. El disco abre con "El sacrificio", una canción que en algún punto me recuerda a la fabulosa "Cadáver exquisito", enseguida llega "Esto podría haber sido una canción" perfecta melodía y una letra dura y trágica con el inconfundible sello de Fito. "Guerra de luz" encuentra a Páez rapeando un texto bastante largo. "Mouchette" es una de las mejores, en clave jazz, Fito canta con el corazón una preciosa melodia. Luego pasan una tras otra "El fantasma caníbal", "No la chingues buey", "El mal vino y la luz", "Inglaterra" de bella melodía, "El dolor" y "La puta y diabla" que cierra el disco. Este álbum negro, tal como lo definió el propio Fito, viene a sumar, a rescatar algunas canciones que vale la pena escuchar y a generar una perfecta incomodidad.
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