miércoles, 24 de abril de 2013

El dark aún tiene cura - The Cure en Buenos Aires

The Cure volvió a pasar por nuestro país, Robert Smith y sus muchachos llenaron el estadio Monumental saldando así una deuda con miles y miles de almas que durante años esperaron verlos. El blog vuelve a darse un gustazo, Javier, un viejo y querido amigo nos cuenta su experiencia en la fría noche de Nuñez cuando Robert Smith tejió hábilmente una oscura telaraña con sus canciones y enamoró con su arte a todos. Disfruten de esta excelente reseña.

Por Javier. (Texto y fotos)
Autor del blog Record-Dame


Viernes 12 de abril de 2013 y veintiséis años de espera escuchan por altoparlante que hay que aguardar quince minutos más (que se hacen media hora), para que más gente llegue al Monumental de Nuñez. Y es que el tránsito está caótico y falta llenar un cuarto de cancha.
21.30hs se apagan las luces, un ahogo asoma en las gargantas y se dibujan en las pantallas unas estrellas que danzan en cámara lenta, con unas dulces campanadas de fondo. Para los despreocupados es el inicio del show, para los fanáticos es señal de algo raro. Y es que Robert, haciendo de las suyas, cambia la grilla del setlist (desde que comenzó el LatAm 2013 el show empezó con "Open" en Río, San Pablo y Asunción). La banda entra lentamente y finalmente entra Robert, despacio y contemplador. Se oyen los primeros gritos, mientras Jason Cooper golpea cuatro veces los palos y "Plainsong" asoma dejando al publico mudo y paralizado. The Cure está tocando el inicio del disco que marcó una generación, hay gente llorando por todas partes, recitando las estrofas como una plegaria y hasta el mismo Robert tiene que secarse las lágrimas. Luego siguen "Pictures of you", "Lullaby" (Robert actúa y se lo ve distendido y feliz) "High", "The end of the world" y "Lovesong".  Le sigue "Push" y el estadio es una fiesta, comienzan los coros al estilo futbolero de cada nota y esa emoción crece con "In between days" y todo es felicidad con "Just like heaven". Sin pausa comienza "Front the edge of the deep green sea", dando una muestra impecable de sonido. Aleatoriamente Robert desliza un "´Kyou" (su tradicional thank you) que es devuelto como un eco por el publico, en un simpático gesto. "Sleep when I´m dead" arrastra al desconcierto popular, no por falta de precisión o potencia, sino por falta de antiguedad. Es que junto con "The hungry ghost" y "The end of the world" son tres de los temas mas nuevos que tiene la banda (el dato fue que en todo el tour no interpretaron ningún tema del disco "Bloodflowers").




Otro momento de euforia siguió con "Play for today", "A forest" y "Primary" (tema que se toco por primera vez en el tour), para delirio popular. Le siguieron "Bananafishbones", "Charlotte sometimes", "The walk" y el simpático "Mint car". Robert con una sonrisa, hizo una alusión al momento ideal y River explotó con "Friday I´m in love" seguido de "Doing the unstuck", "Trust", el desgarrador "Want", "Fascination street" y "The hungry ghost". El eléctrico "Wrong number" se hizo presente y Robert interactuó con el publico con una interminable seguidilla de Hello!. Posteriormente comenzó "One hungred years" y todos, como al principio, volvimos a quedar en silencio al escuchar los acordes de "Disintegration". Así termino el setlist inicial, veintisiete temas, dos horas y diez minutos de música ininterrumpida y Robert secándose nuevas lágrimas.






Cinco minutos después comenzó el primer encore dedicado a "Kiss me, kiss me, kiss me", con "The kiss", "If only tonight we could sleep" y el enérgico "Fight". Robert se despidió con un "See you in seconds". Cuando la banda volvio el grito era "Olé, olé, olé, olé, Robert, Robert". Fue el turno de "Dressing up", seguido de "The lovecats", "The caterpillar", "Close to me", "Hot, hot, hot", "Let´s go to bed" y "Why can´t I be you". El broche fue para el pasado eterno con "Boys don´t cry", "10:15 Saturday night" y una version potente de "Killing an Arab". La banda soltó los instrumentos y se fué, lentamente como entró. Dieron cátedra de música y se puede decir que fue un show viceral, cuarenta canciones en tres horas y veinte minutos, donde el público paso del llanto a la risa y luego a la euforia. La gente, en un acto de sostener el final un segundo mas, volvió a la carga con el "Olé, olé, olé, olé, Robert, Robert". Robert, que ya se alejaba, habló y se volvió a ir y nos dejo a todos ilusionados con un "See you again".

Gracias Javier!

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