El olvido
(ese enemigo frecuente)
De pronto olvidamos todo
cosas simples y sencillas
cosas fuertes y luminosas
alguna canción que era nuestra
algún momento que nos elevó más allá del cielo
Olvidamos el porque
olvidamos la forma
y la maravilla diaria que nos sorprendía,
así fue que el fin apareció en el horizonte
y no lo supimos ver
no lo quisimos ver
hasta que recordamos que en el fondo,
los dos eramos frágiles.
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