El día venia bien complicado, repleto de tramites y el centro de la ciudad era lo más parecido a un infierno. El calor, los autos, la gente apurada y la noche de paz, noche de amor que se aproximaba tenia a toda la gente más exaltada de lo normal. Por suerte, a veces los pequeños milagros ocurren. Terminé un trámite, caminé bajo el impiadoso sol entre cientos de personas, paré en un kiosco, me compré algo fresco, me subí al auto y prendí la radio. Y ahí, el pequeño milagro ocurrió, en medio de aquel caos, en medio de la rutina devastadora de todos los días empezó a sonar la canción que vino a regalarme un momento maravilloso. Sentado en el auto, disfrutando de mi agua saborizada mientras el fresco del aire acondicionado empezaba a invadir mi cuerpo, magicamente los parlantes de la radio reprodujeron "Waiting in vain" de Bob Marley. Cerré los ojos y durante unos cuatro minutos la ciudad y su locura desaparecieron, sólo quedo la voz de Bob Marley y el suplicio constante de no querer esperar en vano tu amor. Pequeños milagros de ciudad.
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