Tengo ganas de subirme a una bicicleta y pedalear mucho, pedalear hasta alcanzar una velocidad moderada pero firme, avanzar por lugares no conocidos, en algún lugar verde y solitario parar, pero parar solo para tomar aire fresco, renovar el impulso y seguir, sin destino, sin una idea en firme, dejarme llevar. Sentir el viento en la cara, abrigarme con el sol y olvidarme un poco de los problemas diarios, renovar energías para volver a la lucha que el cemento de la ciudad nos regala a diario. A veces es necesario hacerle caso a las ganas dejando de lado las consecuencias, tal vez hoy sea un buen día para ponerlo en practica.
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